Es claro que para ser alcalde no se necesita ser pastor, tampoco cantaautor, pero tampoco, empresario.
El militante peledeista Alfonso Caraballo, en un artículo publicado en CiudadOriental.com, se esfuerza en tratar de vender a Luis Alberto como la mejor opción por el hecho de ser empresario… del tipo que sea… no importa.
Esta afirmación va de la mano en querer decir que para administrar los bienes públicos debes entonces saber algo de cómo manejar una empresa sin tener en cuenta que uno no tiene que ver con el otro.
En una empresa decide el empresario, en una alcaldía decide un concejo.
En una empresa no hay que licitar, en una alcaldía, por ley, todo hay que licitarlo.
El empresario decide como invertir el dinero, y el monto, en un año. En una alcaldía el presupuesto necesita ser aprobado según la planificación de las partidas, en respeto a las leyes que condicionan estos tópicos.
Es claro, que la afirmación del integrante del equipo del candidato morado distan de ser ciertas… sin embargo, si así fuere, ser empresario no garantiza el buen ejercicio de gobierno de lo público.
Empresarios muchas veces han sido fracasos en el manejo de la «cosa publica», ejemplos sobran: Macri, Piñera, Martinelli y otros, verdaderos desastres e incluso, algunos terminaron presos, mientras que personas que no son empresarios han sido ejemplos de buen gobierno: Ada Colau (Barcelona, activista social), Manuela Carmena, ex-alcaldesa de Madrid, abogada, Juan Manuel Sánchez Gordillo alcalde del pueblo comunista de Marinadela y en República Dominicana, el más vivo ejemplo es Abel Martínez, político, alcalde de Santiago.
Es válido vender supuestos, sobre todo en campaña, como también es vválido desmentir supuestas afirmaciones basadas en falsos argumentos, rebatidos en este artículo.